Publicada en EL DIARIO MONTAÑÉS
El 27 de julio de 2013
Dice Benedetti que todos tenemos
un enigma que perdemos al despertarnos del sueño, justo cuando iba a
descifrarse. Yo siempre sueño que vuelvo a la patria que reivindicaba Elías
Querejeta, que no es otra que el verano de la infancia. Cuando los días se
deslizaban muy despacio. Madrugábamos, corríamos, sorteábamos en bicicleta
distancias kilométricas. Matábamos las horas de la siesta que nunca echábamos
tirando piedras sentados en la escalera de casa, cobijados en la sombra de las
higueras, que no maduraban sus frutos hasta avanzado septiembre. Tocábamos la
tierra, arrancábamos hierbas y nos revolcábamos sobre ella en las praderas
cubiertas de pequeñas margaritas. Nos tumbábamos por la noche a ver estrellas,
a imaginar el futuro, a dibujar sueños y a inventar historias. A defender
nuestros ideales con un ímpetu que sólo cultiva esa inocencia.
Presumíamos que el mundo era
enorme, y dentro de nosotros, en aquellas noches mirando al cielo, estallaba la
energía, el ardor de vivir, nos confesábamos las ganas de crecer. Y, a la
mañana siguiente otra vez madrugaban nuestros sueños y, en un rincón,
cerrábamos los ojos para soñar con otras vidas, aquellas que vivíamos a través
de los libros, en aquella rutina estival. En aquellos días sin horas.
Aute cree que cuando nos
olvidamos de ser niños llegan las mayores miserias del ser humano. Se rompen
los sueños, la ingenuidad, la ilusión y se evapora toda la efervescencia de los
sentimientos a flor de piel porque, entonces, cuando nos asomamos a un mundo
virgen todo huele, sabe y penetra más. Respiramos con más fuerza, devorando a
bocanadas el presente.
A Jonh Lennon su madre, como
otras muchas, le repetía que lo importante en la vida era ser feliz. Un día en
el colegio le preguntaron qué quería ser de mayor. “Feliz”, respondió. “No has
entendido la pregunta”, le espetó el profesor. “Y usted no entiende la vida”, zanjó el Beatle.
Ahora que los días no se deslizan
tan despacio me pregunto si la vida nos lleva a donde tantas veces hemos
viajado con la imaginación. Por eso sueño con mi patria, que es la infancia.
Cuando aspiramos a cambiar el mundo. Cuando mañana era nunca.