Publicada en EL DIARIO MONTAÑÉS
El 29 de junio de 2013
En Santander no es verano hasta que la
Universidad Internacional Menéndez Pelayo sacude las alfombras del Palacio,
empacha de vida sus aulas y contagia de efervescencia el largo invierno del
norte, que este año se despide con desacostumbrada pereza. Un pedazo del mundo
conquista Cantabria que, con 40.000 casas vacías, sigue construyendo viviendas
de protección oficial. Ahora incluso para murciélagos, según la última iniciativa
municipal que protege con más celo la biodiversidad de esta ciudad que a sus
ciudadanos desahuciados.
Más allá de los efímeros días de sol y
playa, la ciudad se abraza al verano internacional de experiencias y
reflexiones, nombres y rostros, ciencia y cultura. La universidad duerme el
invierno en cajas que al desembalarse resucitan estancias vacías con vistas al
mar y hacen brotar el verano en Santander. Al abrir las ventanas de la ciudad
nos sacude una brisa más fresca que, antaño, fue una corriente, un vendaval de
libertad y cultura. Antes de que la
actualidad política y los patrocinios conquistasen también los seminarios
estivales, hoy, huérfanos de sus últimos referentes, como el mecenas Eulalio
Ferrer y el editor Pancho Pérez.
Pero corren malos tiempos. Para los
argayos y el fracking, para las aulas de dos años y para el Cabildo, que lleva
más de cinco esperando la prometida e incierta recuperación. Para Astander e
Sniace, para el bunga bunga de Berlusconi y hasta para la universidad. Por
culpa del empollón Wert, empeñado en que los pobres -quienes ya no pueden enfermar
ni trabajar- encima ni siquiera estudien. Quién sabe cómo regulará el acceso a
las bibliotecas públicas, ahora que un pobre tiene que ser excelente y un rico
solo mediocre.
Al parecer, ha llegado la hora de que los
políticos se sacrifiquen, antes de que les sacrifiquen los indignados. En pleno
azote de la crisis y el paro, en las fiestas de Requejo han contratado a Kiko
Rivera quien, por cierto, cobra más de lo que cuesta cada una de las 345 becas
que han quitado a los universitarios cántabros.