miércoles, 28 de noviembre de 2012

Digestión anestesiada


Las estadísticas dicen que un ruso bebe al año quince litros de vodka, imprescindible anestesia para digerir a los zares que, con diferentes disfraces, les manipulan en todos los tiempos verbales de la historia del país. La receta para bajar su consumo ha sido subir el precio de la botella, para que así los que puedan pagarlo sigan muriendo a su antojo bañados en etílicos efluvios. Era demasiado descabellado pensar que a Putin le preocupa la salud de los ciudadanos por encima de la del bolsillo de los productores de vodka.

Falta nos hará a nosotros recurrir al consumo de alcohol para asimilar las sandeces de individuos como Miguel Blesa, antes responsable de Caja Madrid, que ayer dijo que la estafa de las preferentes es culpa de la gente que no tiene costumbre de leer la letra pequeña. Y, de propina, también que el BMW, que adquirió con dinero del banco, no le resultaba muy cómodo. La misma sensación que causa el ministro Gallardón a los abogados de Canarias, que le han prohibido acceder a sus colegios profesionales.

Aún sobrios nos resulta difícil comprender que nos tenemos que gastar 4.500 millones de euros en el Banco de Valencia para, una vez saneado, regalárselo a La Caixa por un euro. O que la quiebra de Bankia la vamos a pagar quienes no la generamos: Todos los españoles y los seis mil empleados que se van a ir a la calle.

A pesar de todas las injusticias y necedades que compiten por las portadas de los periódicos la Puerta del Sol está despejada, mientras la plaza Tahrir se vuelve a encender con razón y contra los hermanos musulmanes. Estamos demasiado paralizados por temor a empeorar, lo cual ya empieza a ser una hipótesis fracasada. Lo peor ya existe, como lo imposible y lo impensable hace tiempo que se hicieron realidad.

Arafat resucita para ver si hay polonio en su cadáver. Una nueva entrega de la perniciosa saga, Bush III, amenaza con iniciar la próxima carrera electoral con el dorsal republicano. Aznar revela en sus memorias que Dios se le apareció en sueños después de su atentado y le dijo: ‘Te necesito vivo para que lideres la humanidad’. Y, el lunes, el Papa Benedicto se abre una cuenta en twitter.
Hay razones para el vodka, para el fútbol, para La voz o para cualquier otro anestésico. Pero solo el síndrome de abstinencia arremeterá con toda la porquería que soportamos.