Cada cinco días muere en España
una persona sin hogar, aunque hay 3.280.000 pisos vacíos y 400.000 víctimas de
los desahucios. La mayoría de estas viviendas están en poder los bancos; ahora
las llaman activos tóxicos, que no es otra cosa que los pisos que no pueden
vender a los mismos escandalosos precios que durante la burbuja inmobiliaria. Por
eso prefieren tenerlos vacíos. También lo llaman stock inmobiliario, y nos han
convencido a todos de que tenemos que solucionarles la papeleta para que
obtengan la misma rentabilidad que antes por estas casas y así asegurar la
viabilidad de las instituciones financieras.
El Gobierno, siempre tan comprensivo
con los problemas de los que más tienen, ultima los detalles de un banco malo,
como si los otros fuesen un modelo de bondad financiera. Este engendro no hará
más que comprar a los bancos los pisos que han embargado o financiado y no
pueden vender, por supuesto la operación se cerrará a un precio superior al del
mercado, que es este momento está por los suelos.
Otra idea paralelamente brillante
es conceder la nacionalidad española al que se compre una vivienda que cueste más
de 160.000 euros. Lo que antes los bancos lo arreglaban regalando unas
sartenes, ahora el Gobierno lo mejora con una promoción más atractiva que
mercantiliza la marca España. Me pregunto si no llegaremos al extremo opuesto,
de desposeer de carné de español a los desahuciados sin propiedades
inmobiliarias, que es como se forjan los arraigos a la tierra. No parece que
vaya a ser así porque los desahuciados
serán alojados en pisos vacíos de los bancos. Sí, como lo oyen. Tienen que
dejar el suyo e irse a otro. Porque pretender que vivan en su propia casa a
cambio de un alquiler social es mucho más sensato.