lunes, 25 de febrero de 2013

Indigentes ilustrados


Uno de cada cuatro indigentes madrileños tiene estudios universitarios, probablemente porque vivir en la calle ya no es patrimonio exclusivo de la marginalidad, sino un atormentado destino obligado para muchos ciudadanos que hasta ahora -con adosado, todoterreno y perro- eran escaparate de integración social.
Esperemos que este dato no le sirva a Wert para endurecer aún más el acceso a la educación en este país, donde erróneamente muchos, como el propio ministro, únicamente asocian conocimiento con éxito económico, y menosprecian la universidad al tratar de reducirla a una fábrica de ‘emprendedores’, un INEM del que forzosamente hay que salir colocado. Pero como dice la escritora Nobel Elfriede Jelinek, en esta nueva era lo que te hace libre es el conocimiento, no el trabajo. Ningún gobierno tiene derecho a prohibir que estudiemos filosofía y letras aunque nuestro destino sea despachar botones en una mercería. Al fin y al cabo, estamos educando ciudadanos, no solo a futuros empresarios o dirigentes, ni exclusivamente a cerebros de élite. 

El éxito profesional y social no va de la mano del conocimiento. A Corinna, por ejemplo, como a Isabel Preysler, no le ha hecho falta ir a la universidad para triunfar en la vida. Con ser rubia y mona le ha bastado para escalar socialmente a base de maridos con talonario y credenciales, hasta acreditarse como la amiga íntima del rey. 
Pero lo grave es que además de ejercer de señorita de compañía en safaris africanos, al parecer desactiva –y gratis, ¿por amor a la corona?- crisis políticas de alto nivel que sufre España. Curioso, cuando precisamente ella está generando una y bien gorda. Pero no puede desvelar en que crisis ha intervenido porque –dice- son asuntos confidenciales, material clasificado. Delirante. Ahora mismo tenemos una, porque Cañete ha confirmado un positivo en carne de caballo en canelones, pero no creo que la señorita –por más que se reivindique a si misma como una profesional de las relaciones sociales- se emplee en resolvernos una situación tan escasa de glamour con sus depuradas técnicas de diplomacia internacional.

Es de suponer, además, que Rajoy no sale de su asombro con las confesiones de esta mujer que, menos mal, dice que viene a echar una mano a la corona española. Bárcenas le controlaba el partido y ahora Corinna las relaciones internacionales. La verdad es que al pobre Mariano le queda poco margen de acción, y tal vez sea mejor. Porque, como era de esperar aunque él mismo se empeñó en negarlo, ahora se reconoce que las ayudas a la banca han disparado el déficit en España por encima del 10%, destrozando las ya de por si vagas esperanzas de que las brutales medidas de austeridad generasen brotes color esperanza.

Ábranse paso los otros. Los hombres sabios que, como dijo un filósofo griego, no deben abstenerse de participar en el gobierno del estado, porque es un delito renunciar a ser útil a los necesitados, y una cobardía ceder el paso a los indignos.

Vengan pues los ilustrados a defendernos de corruptos y mediocres, de Wert y de Cifuentes, de policías y ladrones, del consumo y del sistema financiero, de corinnas y coronas.