Ayer mismo alguien bautizó los
brotes verdes como rayos de esperanza. Y entonces un relámpago se coló por los pantalones
de un señor de Tres Cantos que veía la tele en su casa y le salió por el pie. Dicen
que la fortuna hizo que la trayectoria del rayo apuntase a la zona escrotal,
que ha quedado severamente chamuscada.
El efecto mariposa de la teoría
del caos. Fue evocar los rayos y responder la naturaleza con una brutal
descarga que parece desafiar al voluntarioso optimismo dialéctico de quienes
nos gobiernan. La naturaleza se revela mediante una reacción cargada de
simbolismo que invita a suplicar prudencia a la hora de componer ciertas metáforas,
que con frecuencia se vacían de contenido con el simple acto de pasar la página
del periódico.
Así fue. Ayer mismo alguien nos
decía que los brotes verdes se han convertido en rayos de esperanza. Y ayer
mismo también nos decían que el turismo ha dejado de impulsar el PIB y que ha
entrado en recesión, y que los efectos secundarios de la primavera árabe, de la
que presuntamente se iba a beneficiar España, se han esfumado. El salvavidas de
la economía española también hace aguas, enunciaban pesarosos los expertos.
Mientras, aquí, en la ínsula de
Barataria, vamos a construir nueve campos de golf más y otro hotel que compita
con los que ya tenemos y no consiguen llenar sus plazas. Vamos a volver, con
nostalgia y buena letra, a practicar el enésimo ensayo de una experiencia agotada
de modelo de desarrollo regional basada en el turismo, ahora que también está
en recesión.
Un hombre es atravesado por un
rayo, Falete intenta otra vez sacarse el carné de conducir, Cantabria apuesta
por el turismo. Todos los días los periódicos publican noticias ridículas o
hasta imposibles. Leo, no sin asombro, que algún periodico alaba que Rajoy ha
celebrado el día de la libertad de prensa –que también fue ayer- “departiendo
durante cinco minutos con los periodistas”. Muy ufano, alguno de ellos cuenta
hoy que fue una oportunidad de conversar con un Rajoy “cercano, abierto a una
catarata de preguntas”. Algunos compañeros confunden fuente informativa con un
manantial seco. Aunque la realidad no equivale a la verdad, porque ésta –ya se
sabe- se fabrica a medida en determinadas rotativas. O al revés.