El marido de la presidenta
Cospedal finalmente entró por la puerta de atrás en una filial de Iberdrola y
cobra 50.000 euros anuales por ir a una reunión al mes. Es decir, que recibe 4.166
euros cada vez que enciende el interruptor del despacho. Felipe González gana 126.500
euros como consejero de Gas Natural. Salgado cobra de Endesa, y Urdangarín y el
marido de la vicepresidenta Soraya trabajan para Telefónica. Se reproducen los mismos errores que cuando dejamos las cajas en manos de políticos y asimilados.
Con esta política de fichajes que
se mantienen en plena crisis, no extraña que hoy digan los periódicos que la
luz ha subido un 70% en seis años, el triple que en la Unión Europea, y el Gas
más de un dos por ciento. A este ritmo, en España cualquier día explotará un
ciudadano sometido a una excesiva presión fiscal. De momento, además de la amenaza
permanente de una disparada prima de riesgo en perenne peligro de detonación,
lo acusa la isla de Hierro que se ha elevado cuatro centímetros en los últimos
días, fruto de la presión del magma que, al parecer, también percibe la
ebullición económica del momento.
Estalla hasta el consumo, que en
este país ya está ya por debajo del griego. Revienta la candidez de las
estrellas Disney que mutan en adolescentes pervertidas por la fama, como Britney
Spears y Hanna Montana. Salta en pedazos de fotos por la red el álbum familiar
de Obama al servicio de la maquinaria electoral, y el presidente nos da
lecciones de cómo enamorar a una mujer: Paseando a Miss Daisy.
Revienta hasta el sentido común.
La patronal bancaria –muda ante los desproporcionadas indemnizaciones económicas de
quienes han gestionado las cajas- propone diez años de devaluación salarial,
bajar los sueldos para aproximarnos a la competitividad europea; cuando hace
años ya tenemos los jornales más bajos de Europa y nunca hemos logrado tal fin. Dicen que no somos capaces de progresar
arrastrando el lastre de tres millones de empleados públicos. Por eso el gobierno ha anunciado su intención de despedir a contratados para reducir el
sector público y, al mismo tiempo, e inexplicablemente, se plantea contratar guardias
de seguridad privados en las prisiones para mitigar la escasez de funcionarios.
Precisamente ahora coinciden en
las librerías dos ensayos sobre Napoleón quien enunció que para triunfar solo
hace falta sentido común, un ingrediente que no es fácil de encontrar. En esta
travesía hacia la pobreza el lujo ha encontrado un nuevo nicho de negocio en el
sector canino: Spa, esmalte de uñas, collares, camas de cuento de hadas, tutús
rosa y vestidos Chanel para nuestras mascotas. Que alguien nos conduzca a esta vida de perros.