viernes, 4 de mayo de 2012

El efecto mariposa


Ayer mismo alguien bautizó los brotes verdes como rayos de esperanza. Y entonces un relámpago se coló por los pantalones de un señor de Tres Cantos que veía la tele en su casa y le salió por el pie. Dicen que la fortuna hizo que la trayectoria del rayo apuntase a la zona escrotal, que ha quedado severamente chamuscada.

El efecto mariposa de la teoría del caos. Fue evocar los rayos y responder la naturaleza con una brutal descarga que parece desafiar al voluntarioso optimismo dialéctico de quienes nos gobiernan. La naturaleza se revela mediante una reacción cargada de simbolismo que invita a suplicar prudencia a la hora de componer ciertas metáforas, que con frecuencia se vacían de contenido con el simple acto de pasar la página del periódico.

Así fue. Ayer mismo alguien nos decía que los brotes verdes se han convertido en rayos de esperanza. Y ayer mismo también nos decían que el turismo ha dejado de impulsar el PIB y que ha entrado en recesión, y que los efectos secundarios de la primavera árabe, de la que presuntamente se iba a beneficiar España, se han esfumado. El salvavidas de la economía española también hace aguas, enunciaban pesarosos los expertos.
Mientras, aquí, en la ínsula de Barataria, vamos a construir nueve campos de golf más y otro hotel que compita con los que ya tenemos y no consiguen llenar sus plazas. Vamos a volver, con nostalgia y buena letra, a practicar el enésimo ensayo de una experiencia agotada de modelo de desarrollo regional basada en el turismo, ahora que también está en recesión.

Un hombre es atravesado por un rayo, Falete intenta otra vez sacarse el carné de conducir, Cantabria apuesta por el turismo. Todos los días los periódicos publican noticias ridículas o hasta imposibles. Leo, no sin asombro, que algún periodico alaba que Rajoy ha celebrado el día de la libertad de prensa –que también fue ayer- “departiendo durante cinco minutos con los periodistas”. Muy ufano, alguno de ellos cuenta hoy que fue una oportunidad de conversar con un Rajoy “cercano, abierto a una catarata de preguntas”. Algunos compañeros confunden fuente informativa con un manantial seco. Aunque la realidad no equivale a la verdad, porque ésta –ya se sabe- se fabrica a medida en determinadas rotativas. O al revés.