lunes, 17 de diciembre de 2012

El fin del mundo ya está aquí


Si uno presta atención, el mundo emite ininterrumpidamente señales apocalípticas que, aún así, nunca consiguen confirmar las fatales predicciones del juicio final. Ahora que los mayas se disponen a quedar en ridículo con un nuevo vaticinio fracasado, las señales de perturbación, corrupción y decadencia de la civilización cobran más notoriedad y excitación, pero no dejan de ser fruto de una sempiterna cotidianidad disparatada.

La expectativa de otro fin del mundo nos obliga a estar más alerta. Un par de barcos ya han derretido la virginidad blanca y gélida del Ártico, un océano ahora quebrado por una grieta navegable por la que también se puede colar –dicen- un nuevo desastre ecológico.
Una juguetera alicantina salva la crisis con Bebé Glotón, la primera muñeca lactante del mundo, que ha sido un éxito de ventas en Estados Unidos, después de que semejante ingenio haya sido cuestionado por los conservadores.
Un recluso estadounidense que lleva un tatuaje de Justin Biever en la entrepierna había trazado un plan para castrarle y vender sus testículos frescos a 2.500 euros, como las merluzas que ya se despachan en las máquinas expendedoras que hasta ahora escupían cajetillas de tabaco.
Las páginas de información internacional se tiñen de rosa: Berlusconi pasea a una nueva pareja aún con restos de acné, Strauss-kahn indemniza a la camarera guineana que le acusó de abusos sexuales, y Hollande defiende a su pareja sentimental con una polémica carta que ha enviado al tribunal de París que la juzga por una querella.
El nivel de la política nacional tampoco rebate con entusiasmo esta deriva sensacionalista. Se ha desvelado que Jordi Pujol creía en las brujas con tanta convicción que visitaba frecuentemente a una que vive en las montañas de Andorra; una señora que adivina el futuro frotando un huevo por la espalda y luego rompiéndolo. La madre de Stallone, más singular, leía el futuro en los culos de la gente y, por extraño que parezca, tenía clientela.
La magia ya es una realidad. La capa de invisibilidad que el padrino de Harry Potter le dejó en herencia existe. Una empresa canadiense ha desarrollado un tejido que permite camuflar por completo a un hombre, que le esconde de cualquier mirada e incluso de las cámaras infrarrojas. Lástima que el único fin de este descubrimiento sea servir a la guerra, ya que se aplicará para fabricar soldados invisibles.

S&P ha rebajado la nota de Grecia hasta dejarla en el nivel de impago selectivo. Que es el inframundo. La buena noticia es que debajo de la basura, aunque no hay vida, aún se respira. Esto confirma que el mundo ha reventado ya; que el apocalipsis es esto, la ruina moral, económica y ecológica en la que naufragamos. No podemos esperar un desastre mayor.