lunes, 18 de febrero de 2013

Madrastras con peineta


Anoche Maribel Verdú se llevó el Goya por hacer de bruja mala en Blancanieves, donde explota un maligno papel de madrastra con peineta y mantilla andaluza, en una singular versión taurina del cuento.
Poco antes, Luis Bárcenas trató de emular la interpretación de la actriz; y ya que también él es el personaje –real, no de ficción- más impopular de esta parodia nacional, aterrizó en Barajas, agotado de esquiar en Canadá, ejecutando ante la prensa una procaz peineta. Explícito símbolo -que ya uno de los suyos, el estrafalario Aznar, había utilizado para expresarse en otro foro público-, y que le ha consolidado como la madrastra más antipática del país.

Si Bárcenas, peculiar cruce estético entre el bandolero Curro Jiménez y aquellos trasnochados ejecutivos de gomina inspirados en Mario Conde, se enfrentase al espejito mágico de la opinión pública habría unanimidad en retratarle como el malo del cuento. Pero es que, además, reúne cualidades para convertirse en un símbolo de corrupción más potente del que, en su día, fue Luis Roldán quien, por cierto, salió de la cárcel sin devolver el dinero robado.

El extesorero del PP se conduce con una actitud desafiante, provocadora, y sus cenas en castillos medievales de cinco estrellas o sus estancias en Baqueira y en Canadá exhiben una seguridad apabullante, desconcertante en alguien situado en el punto de mira de la justicia, de Hacienda, del Gobierno y de la opinión pública. Uno de los nuestros, que dice González Pons en el país de las maravillas, rey de corazones dispuesto a que la justicia corte cabezas y coronas y corinnas.

La madrastra de Blancanieves y el rey desnudo. Este es un país de fábulas en el que nadie se aplica las moralejas. Un país donde el guión adaptado de la realidad forja las mejores películas desde los titulares de los periódicos, folletines por capítulos del vodevil nacional interpretados en los telediarios por Bárcenas, Urdangarín y los ‘Pujoles’. Y ha nacido otra estrella, la sobrina de Aznar que se ha puesto en pelotas en la portada de Interviú para declarar que su tío Josemari es un cachondo y un calzonazos, porque es Botella quien lleva los pantalones. Menos mal que aún queda alguna mujer en España que se entera de lo que hace su marido, y que además le da órdenes. Porque los ignorantes precedentes de Ana Mato y Cristina de Borbón no dejan sus capacidades intelectuales en buen lugar.

Berlanga decía que la amargura es una herencia atávica que llevamos todos los españoles y que por eso somos incapaces de hacer películas optimistas. Eso es lo malo, que todos estos guiones del presente no acabarán bien. Y, además, son argumentos demasiado ensortijados hasta para la pantalla grande.