En la televisión alemana los mendigos presentan la
información meteorológica. Dicen que es una iniciativa para concienciar a los
ciudadanos de las dificultades que atraviesan las personas sin techo.
En la televisión española, a los pobres se les muestra todos
los días en el escaparate del informativo los millones de euros que han
trincado los corruptos nacionales; producto de este país que ya no necesita
aeropuertos ni Aves porque los pájaros transitan por las alcantarillas de la
economía sumergida.
Patriotas de boquilla que en público defienden con ardor una
España grande y única saquean sin pudor las arcas públicas, ponen el cazo a
cambio de adjudicar a dedo los contratos de las administraciones, cobran todos
los sueldos que pueden del estado, colocan familiares y amigos, se llevan sacos
de dinero con destino a Zurich, evaden capitales a paraísos fiscales, privatizan
servicios para gestionarlos desde sus empresas privadas.
Son quienes nos estrangulan con sus injustas políticas de
austeridad, nos exigen esfuerzos que no comparten, nos exprimen fiscalmente,
nos hacen pagar más por menos, nos suben todos los impuestos, nos obligan a
costearnos las medicinas y la justicia y, por supuesto, nos intoxican
pregonando que la culpa de la crisis la tenemos todos.
Están en la CEOE, en la SGAE, en Baleares, en Andalucía,
alrededor de la Casa Real y en el epicentro de un gobierno derrocado por falta
de credibilidad que se retuerce como un animal herido arrojando inútiles
querellas a diestro y siniestro.
Han fortalecido la marca España, que ahora ya no es un país
de pandereta, sino que se ha rebajado a confeti, desde que la ministra Ana Mato
se gastó 4.680 euros en el de la fiesta de cumpleaños de su hija que, como sus
vacaciones y viajes, sufragó la trama Gürtel durante años. No hace falta que
dimita, según Rajoy todos comprendemos por lo que está pasando, por eso a su ex
marido, Jesús Sepúlveda, imputado en el mismo caso, le siguen pagando un sueldo
en Génova. Este es el hombre al que no le iba a temblar la mano contra la
corrupción.
No se han dado cuenta de que tenían un Jaguar en el garaje de
casa, viajaban gratis en Business sin pagar los billetes y dirigían una
organización en la que el tesorero se hacía de oro sin que ellos se enterasen. Con
estas capacidades para la gestión no extraña que España navegue hacia la
quiebra; si no pueden conducir con honestidad y rigor el Partido Popular, poco
podemos esperar que hagan con un país entero.
Para colmo Mariano lleva días buscando los papeles de
Hacienda y pronunciando sus inquietantes frases, como hoy en Berlín, que acentúan
aún más nuestra incredulidad: “Todo lo que se ha referido a mi y a mis
compañeros es falso, salvo alguna cosa”. Y ya delira como el Caudillo y sus conjuras
judeo masónicas, achacando los papeles de Bárcenas a una conspiración para
acabar con él, con el PP y con España. Más bien sus detractores piensan: O
acabamos con Rajoy, o Rajoy acaba con España. Eso sí, entre populares anda el
juego y a Mariano -no disparen al mensajero- algunos de los suyos se le quieren
fagocitar.