viernes, 7 de septiembre de 2012

Caída libre


A las siete y media de la mañana un pasajero del vuelo de Ryanair entre Madrid y Canarias abrió el periódico y al instante le sacudió una bofetada de aire podrido. Se ajustó las gafas y leyó atónito que Bankia podría necesitar más de los 19.000 millones de euros pedidos al estado, apuntan que 65.000. Súbitamente, en la cabina empezó a faltar el aire y los pasajeros se enchufaron a las mascarillas de oxígeno para superar la despresurización que causó la noticia.

Mientras perdían altura suplicaban un rescate y maldecían la parsimonia de un líder que necesita ser empujado al salón a saludar a sus viejas tías, como aquellos niños pacatos y repeinados que no se atrevían a pasar de la puerta cuando había visita en casa.

Antes del final feliz del aterrizaje de emergencia la memoria les jugó una mala pasada y resucitó la profecía que ayer hizo Obama: “Nuestro camino es más duro, pero lleva a un lugar mejor”, uno de esos mantras de almanaque que más que una postura política es un acto de fe ideológico. Se la podría aplicar Mariano como alternativa al eterno y cíclico ‘haré lo que tenga que hacer’ que tanta inquietud provoca en los mercados.

Una vez en tierra, algunos pasajeros sufrieron crisis de ansiedad. Probablemente aquellos que continuaron leyendo el periódico mientras esperaban las maletas, azotados por la zozobra constante de una realidad oscura, ridícula y adversa. La señora Cospedal se propone reducir las cortes a la mitad, consciente de lo incómodo que resulta dar explicaciones al Parlamento. No se plantea en cambio la necesidad de hacer lo mismo con su aparato de gobierno, dado que cada vez hay menos dinero que gestionar. Falta hace que cada vez sean menos quienes piensen, a la vista de los cáusticos efectos de algunas iniciativas como que el Ayuntamiento de Santander gaste dinero en enseñarnos a montar en bici o que Madrid y Barcelona siembren su futuro en dos Eurovegas.