martes, 25 de septiembre de 2012

Churros con queso


No se qué es más raro, que un juzgado haya condenado a un sindicalista por tránsfuga, que los chinos coman los churros con queso, que Mitt Romney sugiera que se puedan abrir las ventanillas de los aviones, o que en Cantabria se organice un torneo de golf que se llama ‘Cari cari’, pasarela de Pololas y Pitucas.

Me temo que todas estas referencias de la actualidad enhebran un inquietante relato que evidencia que nos enfrentamos a una realidad deconstruida, como las tortillas de Ferrán Adriá y los esperpentos de Valle-Inclán. Como nuestro particular Ecce Homo, ese rostro deformado del ángel pétreo, ahora descubierto por una mirada indiscreta, que toca la lira en el cielo del Casino de Santander con inacabada expresión, como si acabase de leer en el periódico que hemos gastado cuatro millones de euros y tres años de trabajo para descifrar el genoma del melón. O que el CSIC, junto con la Politécnica de Valencia, ha logrado producir geranios sin polen, para que no estornuden los alérgicos.

Después de esto, se puede digerir sin dificultad que Rajoy se gastase mil euros en una cena durante la Eurocopa, o que el marido de la Delegadísima de Madrid está en busca y captura –en ignorado paradero- porque se le reclama una deuda de más de 45.000 euros.

Cada semana diez familias cántabras pierden su casa por no poder pagar la hipoteca, mientras ven en la televisión como en Marte ya aterrizan más aeronaves que en el aeropuerto de Fabra en Castellón.
Los científicos siempre han tenido la esperanza de encontrar vida inteligente fuera del perímetro de la Tierra. Aquí dentro han dado por zanjada la búsqueda sin resultados dignos de mención. Las intervenciones políticas de Andreita Fabra y las televisivas de Belén Esteban han reforzado esta certeza. Y lo corrobora el afán de Romney por abrir la ventanilla del avión.

Inteligencia es lo que usas cuando no sabes qué hacer, dijo el psicólogo suizo Piaget. Y ya se sabe que en la sociedad actual estamos todos muy ocupados.