miércoles, 27 de febrero de 2013

Seamos lo que fingimos


Los jueces tendrán que pasar un examen psicológico para desempeñar el cargo, del que los ministros como Gallardón quedan exentos. También, a partir de ahora, el Banco de España tendrá que consultarlos acerca de la honorabilidad de los banqueros que quieran ejercer; aunque la nueva legislación pasará por alto los antecedentes penales de los dirigentes financieros, habida cuenta de que es un mérito compartido en la hoja de servicios de muchos de ellos.
Sorprende que el resto de los gremios queden exentos del examen de respetabilidad, habida cuenta de la sobrada necesidad de reforzar las cautelas en el manejo de fondos públicos.

A la vista de cómo esta el patio, y lo poco que cotizan en sociedad valores como la honradez e integridad, el Gobierno ha optado por rebajar los requisitos para ser honorable, en vez de –como correspondería- endurecer las exigencias de respetabilidad. Suavizar las condiciones, abrir la puerta a que un banquero condenado por malas prácticas pueda seguir dirigiendo instituciones financieras evidencia la irrisoria fortaleza de la lucha contra la corrupción del Gobierno, y la escasa convicción en su propio discurso sobre la transparencia. ‘Ya que fingimos lo que somos, seamos lo que fingimos’, en palabras de Calderón.

Ser una persona respetable en España, será oficialmente más fácil. Porque la condición la otorga el político de turno; como en el Vaticano la infalibilidad papal, que es ahora de ida y vuelta. Mañana a las ocho de la tarde Benedicto XVI se transforma en calabaza y será desposeído del hechizo. Instantáneamente dejará de ser infalible, según han tenido que improvisar desde la curia vaticana.

Lo mismo que las albondigas de Ikea, ese sucedáneo alimenticio sueco, eran respetables hasta que ayer se descubrió que relinchaban. Lo mismo que Depardieu era un reputado actor francés hasta que, inflamado de vodka, ha anunciado que rodará una película en Chechenia.
Decía Groucho Marx solo hay una forma de saber si un hombre es honesto: Preguntárselo. Y si responde si, es que está corrupto. Esta prueba confirma nuestros peores temores: Que vivimos rodeados de ellos. Otra cosa es que el gobierno de turno les aplique o no el certificado de honorabilidad. 

lunes, 25 de febrero de 2013

Indigentes ilustrados


Uno de cada cuatro indigentes madrileños tiene estudios universitarios, probablemente porque vivir en la calle ya no es patrimonio exclusivo de la marginalidad, sino un atormentado destino obligado para muchos ciudadanos que hasta ahora -con adosado, todoterreno y perro- eran escaparate de integración social.
Esperemos que este dato no le sirva a Wert para endurecer aún más el acceso a la educación en este país, donde erróneamente muchos, como el propio ministro, únicamente asocian conocimiento con éxito económico, y menosprecian la universidad al tratar de reducirla a una fábrica de ‘emprendedores’, un INEM del que forzosamente hay que salir colocado. Pero como dice la escritora Nobel Elfriede Jelinek, en esta nueva era lo que te hace libre es el conocimiento, no el trabajo. Ningún gobierno tiene derecho a prohibir que estudiemos filosofía y letras aunque nuestro destino sea despachar botones en una mercería. Al fin y al cabo, estamos educando ciudadanos, no solo a futuros empresarios o dirigentes, ni exclusivamente a cerebros de élite. 

El éxito profesional y social no va de la mano del conocimiento. A Corinna, por ejemplo, como a Isabel Preysler, no le ha hecho falta ir a la universidad para triunfar en la vida. Con ser rubia y mona le ha bastado para escalar socialmente a base de maridos con talonario y credenciales, hasta acreditarse como la amiga íntima del rey. 
Pero lo grave es que además de ejercer de señorita de compañía en safaris africanos, al parecer desactiva –y gratis, ¿por amor a la corona?- crisis políticas de alto nivel que sufre España. Curioso, cuando precisamente ella está generando una y bien gorda. Pero no puede desvelar en que crisis ha intervenido porque –dice- son asuntos confidenciales, material clasificado. Delirante. Ahora mismo tenemos una, porque Cañete ha confirmado un positivo en carne de caballo en canelones, pero no creo que la señorita –por más que se reivindique a si misma como una profesional de las relaciones sociales- se emplee en resolvernos una situación tan escasa de glamour con sus depuradas técnicas de diplomacia internacional.

Es de suponer, además, que Rajoy no sale de su asombro con las confesiones de esta mujer que, menos mal, dice que viene a echar una mano a la corona española. Bárcenas le controlaba el partido y ahora Corinna las relaciones internacionales. La verdad es que al pobre Mariano le queda poco margen de acción, y tal vez sea mejor. Porque, como era de esperar aunque él mismo se empeñó en negarlo, ahora se reconoce que las ayudas a la banca han disparado el déficit en España por encima del 10%, destrozando las ya de por si vagas esperanzas de que las brutales medidas de austeridad generasen brotes color esperanza.

Ábranse paso los otros. Los hombres sabios que, como dijo un filósofo griego, no deben abstenerse de participar en el gobierno del estado, porque es un delito renunciar a ser útil a los necesitados, y una cobardía ceder el paso a los indignos.

Vengan pues los ilustrados a defendernos de corruptos y mediocres, de Wert y de Cifuentes, de policías y ladrones, del consumo y del sistema financiero, de corinnas y coronas. 

viernes, 22 de febrero de 2013

Hemeroteca de la sinrazón

Los científicos han descubierto que las focas, cuando están en el agua, saben dormir con la mitad de su cerebro. Curiosamente funcionan al contrario que algunos miembros, incluso ilustres, de nuestras comunidades de seres humanos, cuyo cerebro también funciona a medio gas, pero cuando están despiertos, lo cual es más preocupante.

Hace unos días la desempleada y televisiva Yola Berrocal – que sorprendió al mundo cuando aseguró tener un árbol ginecológico muy frondoso en su familia- anunció que se va de España y se puso como ejemplo de la fuga de cerebros. Con esos mimbres puede emigrar a California, al calor intelectual de Schwarzenegger, el exgobernador que atesora la propiedad intelectual de la frase: “Creo que el matrimonio homosexual es algo que debería darse entre un hombre y una mujer”.

Pero es que la gente presumiblemente más seria no le va a la zaga, lo cual, para nuestra desgracia, les convierte en productos no exportables que se perpetúan en el mercado nacional. “Actualmente no hay corrupción, la que estamos conociendo es de otra época”, pronunció recientemente el delirante González Pons. Esperanza Aguirre nos confesó que no llegaba a fin de mes. Zaplana que estaba en política para forrarse. “El oro me lo habían regalado mis padres”, se excusó Díaz Ferrán ante el juez. Rajoy y su primo, aquel que negaba el cambio climático. “El dinero público no es de nadie”, clamó Carmen Calvo. “La vivienda está cara en España porque los españoles pueden pagarla”, argumentó Cascos. “No son parados, son personas que se han apuntado al paro”, corrigió Zapatero al ser preguntado por el incremento del desempleo. Y la extraordinaria lucidez del entonces ministro Pepiño Blanco cuando dijo: “Hoy los españoles viven mejor que nunca, aunque alguno tiene algún problema”, en consonancia con Carmen Chacón que aseguró que los españoles nos habíamos hipotecado con cabeza. Floriano se ha hecho hueco con argumentos como “a los empleados imputados no se les puede despedir legalmente. Aunque la más explícita y concisa declaración política salio de la boca de Andrea Fabra, sin duda una de las voces más reputadas del hemiciclo.

“¿Para qué voy a condenar yo el franquismo”, razonaba Mayor Oreja con un espeluznante argumento democrático, “si representaba a la mayoría de la sociedad”. Las peras y las manzanas que sumaba Ana Botella, la conjunción planetaria de Leire Pajín, la oralidad catalana de la intimidad de Aznar, el café de 80 céntimos que tomaba Zapatero, los hilillos de plastilina de Rajoy, Celia Villalobos haciendo caldo con pata de pollo en plena crisis de las vacas locas, y las miembras de Bibiana Aído. “Eres mi escudo, Mariano”, clamaba Camps.

Carlos Menem aseguró que leía mucho a Sócrates y que tenía sus obras completas en la biblioteca de su casa. Un milagro, porque nunca escribió nada. Evo Morales está convencido de que comemos pollos hormonados que nos convierten en desviados sexuales. George Bush II confesó que la mayoría de las importaciones de Estados Unidos vienen de fuera de país. Y Chávez nos ha abierto la mente a la posibilidad científica de que la CIA pueda ir por ahí infectando de cáncer a la gente, “¿sería extraño que hubieran desarrollado una tecnología para inducir el cáncer y nadie lo sepa hasta ahora y se descubra esto dentro de 50 años? No lo sé, eso lo dejo a la reflexión". Menos mal que aquí Mariló nos lo aclara de un momento en su editorial, con esa clarividencia científico intelectual que comparte con Marina Castaño, la mujer que en plena guerra de Irak sostenía que las armas químicas pueden esconderse en un bote de garbanzos, para justificar que nadie las encontraba.

Ya decía Lincoln que hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios. 

miércoles, 20 de febrero de 2013

Democracia a la búlgara


El Gobierno de Bulgaria ha caído por culpa de los brutales recortes aplicados en el país. Hace dos días el primer ministro destituyó al responsable de Finanzas por haber subido la luz un 13%. La nuestra ha duplicado su precio en los dos últimos años, pero solo lo criticamos en las barras de los bares y en la cola de la pescadería, o la del paro.
Y ayer la presión de las protestas de los ciudadanos en la calle, que ya no soportan tan extrema austeridad, provocó 25 heridos y diez detenidos que hicieron dimitir al ejecutivo completo. “No voy a participar en un gobierno en el que la policía golpea a la gente”, argumentó el primer ministro Boiko Borisov, “cada gotita de sangre para nosotros es una mancha. No puedo ver un Parlamento rodeado por tapias”. Igual de democrático que cuando Cifuentes y Rajoy cercaron el Congreso con vallas y ordenaron a la policía cargar contra los manifestantes.

Ejemplos como éste, al contemplarnos a nosotros mismos desde el espejo internacional, debilitan aún más la parodia democrática que padecemos los ciudadanos españoles en manos de gobernantes sin escrúpulos. Resulta que ahora hasta los búlgaros nos dan lecciones de dignidad mientras, aquí, el gobierno se piensa que manifestarse contra su mayoría absoluta es un acto delictivo; es más, incluso llegó a cuestionarse el propio derecho de manifestación que, según alguna mente ínclita, debía limitarse para –peregrino argumento- no entorpecer el tráfico en el centro de Madrid.

Por supuesto, a ninguno de nuestros gobernantes se les ocurre escuchar y atender las peticiones de los descontentos. Se les tacha perroflautas y alborotadores y se les degrada a ciudadanos de tercera. Hasta se insulta a los jueces –pijos ácratas- cuando no convienen sus veredictos. Mientras que en Bulgaria, Borisov reconoce que el Gobierno hizo lo que pudo para atender las demandas de los manifestantes. Ha dimitido el gobierno en bloque, y hasta que otro ejecutivo le de el relevo se ha comprometido a bajar un 8% el precio de la luz y ha anunciado multas a las distribuidoras de electricidad e incluso la retirada de la licencia a una de ellas.
Aquí, desde que Aznar liberalizó el sector en 1997, las eléctricas dominan el mercado, abusan de los consumidores, la luz sube más que nunca y el débil gobierno español permite que se vaya acumulando una deuda con las empresas que ya alcanza los 29.000 millones de euros, un 3 por ciento del PIB nacional que, al parecer, debemos todos a las compañías suministradoras. Resulta que también hemos chupado luz por encima de nuestras posibilidades.

Pero quizá lo más desconcertante de lo ocurrido en Bulgaria es que el gobierno asume que “el estado necesita un crédito de confianza y que el pueblo debe decidir cómo gobernarse”. Impensable que aquí, nuestro gobierno, lo reconozca; aunque hay sobradas razones para ello.

Durante mucho tiempo ridiculizamos los congresos a la búlgara, aquellos del aparato comunista al que perteneció el país del mar Muerto en los que las propuestas oficialistas se aprobaban por unanimidad, e incluso por más votos a favor que votantes había en la reunión.
Pero sus dirigentes y ciudadanos han espabilado pronto y mucho. Gobernantes y ciudadanos se toman en serio la democracia, que incluye el derecho de manifestación y no se limita a un cheque en blanco para cuatro años según el número de escaños obtenido. Mientras, aquí, ahora son algunos partidos políticos los que celebran congresos a la búlgara para elegir a dedo a sus dirigentes.

“No voy a participar en un Gobierno en el que la policía pelea con la población”, ha dicho el primer ministro de Bulgaria. Me pregunto cuándo pronunciará esta frase algún dirigente español. Probablemente cuando los ciudadanos elevemos el nivel de la dignidad por encima del nivel del miedo.

lunes, 18 de febrero de 2013

Madrastras con peineta


Anoche Maribel Verdú se llevó el Goya por hacer de bruja mala en Blancanieves, donde explota un maligno papel de madrastra con peineta y mantilla andaluza, en una singular versión taurina del cuento.
Poco antes, Luis Bárcenas trató de emular la interpretación de la actriz; y ya que también él es el personaje –real, no de ficción- más impopular de esta parodia nacional, aterrizó en Barajas, agotado de esquiar en Canadá, ejecutando ante la prensa una procaz peineta. Explícito símbolo -que ya uno de los suyos, el estrafalario Aznar, había utilizado para expresarse en otro foro público-, y que le ha consolidado como la madrastra más antipática del país.

Si Bárcenas, peculiar cruce estético entre el bandolero Curro Jiménez y aquellos trasnochados ejecutivos de gomina inspirados en Mario Conde, se enfrentase al espejito mágico de la opinión pública habría unanimidad en retratarle como el malo del cuento. Pero es que, además, reúne cualidades para convertirse en un símbolo de corrupción más potente del que, en su día, fue Luis Roldán quien, por cierto, salió de la cárcel sin devolver el dinero robado.

El extesorero del PP se conduce con una actitud desafiante, provocadora, y sus cenas en castillos medievales de cinco estrellas o sus estancias en Baqueira y en Canadá exhiben una seguridad apabullante, desconcertante en alguien situado en el punto de mira de la justicia, de Hacienda, del Gobierno y de la opinión pública. Uno de los nuestros, que dice González Pons en el país de las maravillas, rey de corazones dispuesto a que la justicia corte cabezas y coronas y corinnas.

La madrastra de Blancanieves y el rey desnudo. Este es un país de fábulas en el que nadie se aplica las moralejas. Un país donde el guión adaptado de la realidad forja las mejores películas desde los titulares de los periódicos, folletines por capítulos del vodevil nacional interpretados en los telediarios por Bárcenas, Urdangarín y los ‘Pujoles’. Y ha nacido otra estrella, la sobrina de Aznar que se ha puesto en pelotas en la portada de Interviú para declarar que su tío Josemari es un cachondo y un calzonazos, porque es Botella quien lleva los pantalones. Menos mal que aún queda alguna mujer en España que se entera de lo que hace su marido, y que además le da órdenes. Porque los ignorantes precedentes de Ana Mato y Cristina de Borbón no dejan sus capacidades intelectuales en buen lugar.

Berlanga decía que la amargura es una herencia atávica que llevamos todos los españoles y que por eso somos incapaces de hacer películas optimistas. Eso es lo malo, que todos estos guiones del presente no acabarán bien. Y, además, son argumentos demasiado ensortijados hasta para la pantalla grande. 

viernes, 15 de febrero de 2013

Torpezas con clase


Norman Foster, el hombre que firma inodoros de diseño para retaguardias de élite, se ha cargado una escultura de 55.000 euros en ARCO. La pieza se llama ‘Ejercicios para chupar el mundo’ y quedó bastante afectada por la involuntaria embestida del marido de la doctora Ochoa. De hecho, mutiló dedos y orejas, pero como el destrozo ha sido realizado por una personalidad de tal calibre, ni el autor de la pieza ni la feria denunciarán al relevante arquitecto ni le exigirán indemnización alguna. El padre de la criatura se acercó al día siguiente para recomponerla, probablemente satisfecho de la notoriedad que, gracias al culazo que propinó Foster, ha cobrado su pieza de resina que podría haber pasado por la feria absolutamente desapercibida.

La torpeza de Foster queda disculpada, especialmente por ser quien es. Es un poco como los exministros y demás políticos españoles que cuando dejan el cargo se van de gira por los consejos de administración de las multinacionales o incluso la presidencia de instituciones, sin que su hoja de servicios académicos y profesionales justifique los escandalosos emolumentos que reciben solo por explotar sus contactos en las altas instancias. 
Véase Acebes. Después de 24 años cobrando sueldos públicos se jubila de la primera línea política en dos consejos de administración. Está imputado por su pertenencia a uno de ellos, el de Bankia, y en el otro, el de Iberdrola, ha estado cobrando 27.000 euros al mes. La pregunta es qué clase de servicios profesionales realiza a cambio de tan jugosa remuneración. La reflexión es que si no untasen con tanto despilfarro salarial a sus consejeros a lo mejor no nos subían tanto el recibo de la luz. La tercera es la constatación de que, por desgracia, la mayoría de los consejos de administración son cementerios de elefantes políticos, sin más mérito que su presunta capacidad de influir en las decisiones políticas para que beneficien sus intereses privados, lo cual no es para sentirse orgulloso.

Es una tentación en la caen todos. Aznar y Elena Salgado cobran de Endesa –no solo la política hace extraños compañeros-,  Felipe González de Gas Natural, Ana Palacio de HC Energía, Javier Solana de Acciona. Solbes, que tiró la toalla cuando se marchitó la economía nacional, en Enel. Zaplana encontró un asiento cómodo en Telefónica, donde compartió tareas con Urdangarín. Abel Matutes e Isabel Tocino ficharon por el Banco Santander. También la familia tiene hueco en el fabuloso mercado de las remuneraciones estratosféricas. El marido de Soraya se ha colocado en Telefónica y el de Cospedal en Iberdrola. Justo cuando sus esposas han pasado a tener poder.  

Qué vamos a esperar de un país donde uno quiebra Bankia y le premian con un puesto en el consejo de administración de Telefónica. Y luego exportan a la generación de jóvenes mejor preparada de la historia de España, esa que no podrá acceder a los sillones de los consejos de administración de las grandes empresas a menos que se destroce la reputación en el fango político. 

miércoles, 13 de febrero de 2013

Los miserables


Entonces, la esperanza era grande y la vida valía la pena. Ahora hay tormentas que no podemos resistir. La zozobra de una crisis inmoral quebró ayer la vida de otras dos personas a punto de ser desahuciadas de su casa. Hoy otro hombre en Alicante recibió con su muerte a la comisión de embargos. Van cuatro esta semana. Ellos, como esos perdedores que retrató Víctor Hugo en Los Miserables, alguna vez soñaron que su vida sería diferente al infierno que acabaron padeciendo.

Empieza a ser constante el goteo de ciudadanos que no soportan la vida por razones tan desatinadas y a la vez tan determinantes como no tener trabajo ni dinero. No son fracasados, ni perdedores. Son víctimas de un sistema social y jurídico injusto, en el que gobernantes pusilánimes, que se dejan manejar por los intereses financieros, únicamente se preocupan por abultar su cartera –repasen la escandalosa lista de corruptos- y la de los ricos, sin importarles las consecuencias que ello tiene en el resto de los ciudadanos.

En el caso de los desahucios, el propio gobierno admitió ayer a regañadientes debatir sobre la dación en pago, aunque –por escandaloso que parezca- no tiene intención de obligar a que la deuda se salde con la entrega de la vivienda hipotecada, no sea que se lastimen los bolsillos de los banqueros. Se permiten estos atropellos con el más absoluto descaro, con la misma impunidad y tibieza que se tolera la corrupción.

Hace tres meses el gobierno chino comenzó una peculiar cruzada contra la corrupción prohibiendo a los funcionarios del régimen acertar regalos caros y derrochar dinero en celebrar banquetes o comprar coches lujosos. Hace solo unos días a estas medidas se ha sumado la prohibición de anunciar regalos caros en la radio y en la televisión, como relojes y joyas.
El lujo seguirá existiendo pero el régimen chino quiere esconderlo a los ojos de los pobres, para que al menos, mientras se reparten los fideos de la sopa cuando ven la televisión a la hora de la cena, no se les haga la boca agua con el paraíso consumista que nunca podrán alcanzar y que tanto daño nos ha hecho.

No es por compasión, ni por solidaridad ascética, ni por respeto a quienes lo están pasando tan mal. Es una precaución de los poderosos: Frenar la ostentación de la riqueza y sus comportamientos desinhibidos y chulescos. Los comunistas chinos lo tienen claro: Ni una sola foto del sueño capitalista, que pasará a ser un placer clandestino únicamente reservado para aquellos privilegiados que aún puedan permitírselo.

Es una forma de evitar el peligro, de apaciguar, de no provocar a quienes nada tienen para evitar que prenda la indignación y despierten las guillotinas. Aquí en España la impúdica exhibición del lujo y del dinero es desvergonzada y constante. Las cenas de cinco estrellas de Barcenas y Urdangarín, los áticos en Marbella, los fines de semana en spa de lujo, los maridos colocados en jugosos consejos de administración, las cacerías, las cuentas en Suiza, los sobresueldos A y B, y los cuñados asesores contratados con dinero público. Y la publicación de los abultados sueldos de Rajoy, para desmentir otras arbitrariedades más escandalosas, no ha hecho más que abrir otra brecha entre gobernantes y gobernados. Caminamos por realidades diferentes. Si no tienen pan, que se coman las migas del pastel de la corrupción, responderán cualquier día desde el Palacio de la Moncloa.

Pero los tigres llegan en la noche con sus voces suaves como el trueno y convierten nuestros sueños en vergüenza. No nos permiten aspirar a otra vida mejor. Tenemos que conformarnos con pasar de mileuristas a desahuciados. Tiñen de gris nuestras esperanzas.
Miserables. Unos y otros. Los desdichados, los infelices, los que no tienen ni fuerza ni valor, quienes pierden el futuro con su silencio. Y los abyectos y canallas que no nos dejan ni soñar.

Fellini decía que nuestros sueños son nuestra única vida real. No deberíamos ponerlos en manos de quienes pueden destruirlos.

lunes, 11 de febrero de 2013

Los pies de barro


Hace un año, el arzobispo de Palermo –no podría ser más elocuente su origen- Paolo Romero rumoreaba a espaldas del Vaticano que al Papa le quedaban doce meses de vida, que se llevaba a matar con su número dos, Tarcisio Bertone,  y que estaba atando cabos para que el arzobispo de Milán Angelo Scola heredase su ministerio petrino. Un arzobispo latino se lo cotilleó al Papa en una carta catalogada de confidencial pero que acabó publicándose, porque alguien, desde dentro, levantó la tapa de un alcantarilla.

El Vaticano y la CIA son, con acertada probabilidad, dos de las instituciones más opacas y turbias del mundo. Con el paso del tiempo, el trono de San Pedro no ha podido sustraerse a la ambición, las conjuras y conspiraciones y las intrigas por el poder. Aún así, y pese a su deteriorada credibilidad, se mantiene como la institución religiosa con más pedigrí, poder y dinero que, no obstante, ahora también se tambalea con esta singular y sorprendente crisis.

El acerado Ratzinger, el ultraortodoxo, el intelectual; su riguroso espíritu católico alemán se resquebraja y se rinde dejando el trono en manos de las corrientes de poder que antes socavaron los cimientos vaticanos ventilando los secretos y minando la confianza de un pontífice enfermo, que solo ha podido ser una breve transición al frente de la iglesia.
El hombre de hierro ha perdido la partida –dice que frente a la salud-, pero el desgaste de espíritu al que también apela para justificar su renuncia al papado escenifica que, sin fuerzas, ha sido derrotado por quiénes hace ya más de un año solo aspiran a sucederle y gobernar el cetro más codiciado por la curia romana.

La renuncia del Papa muestra los pies de barro del coloso vaticano y sacude profundamente sus cimientos de una institución que se va despojando de su aura divina para mostrarse al mundo como lo que es, un descarnado núcleo de poder a imagen y semejanza de otras fracasadas instituciones que padecemos todos los días.

La crisis vaticana socava los cimientos del último coloso. Ya sabemos que, por desgracia, no es la reserva espiritual, ni moral, ni ética que debiera ser. Es un estado más. En el fondo, por gracioso que parezca, Benedicto es también un Rajoy o un Berlusconi más sujeto a las veleidades de las intrigas de sus cortesanos, las deslealtades, los juegos de poder y los resultados de la gestión de sus ministerios.

Pero, sorprendentemente, hasta el Papa ha dimitido antes que Ana Mato. Esa es la reflexión a la que debe conducirnos la noticia del siglo. Hasta él sabe cuándo irse. Como reacción, en el Partido Popular han echado a Jesús Sepúlveda. Y, pásmense, que esperan aplausos. 

viernes, 8 de febrero de 2013

La caja negra


El absurdo convencimiento de que enseñar la declaración de Hacienda demuestra que uno es un ciudadano honrado, es otra de las trampas en la que nos quieren hacer caer algunos políticos ahora prisioneros de la corrupción.

De todos es sabido que la sinceridad en la declaración de la renta es patrimonio de muy pocos, costumbre raramente practicada en esta turbulenta España, y afeada incluso por quienes practican el deporte nacional del fraude.

Resulta jocoso que algunos políticos bajo sospecha recurran a una artillería tan ridícula como intentar demostrar su honestidad con la mera confesión de su patrimonio –fácil de camuflar- sin soporte documental alguno, o con la declaración de la renta que, recordemos todos, a Díaz Ferrán le dio a devolver. Hoy está en la cárcel.

Pero es que lo realmente importante no es lo que tienen ahora, no es con cuánto llegan a la política… sino con cuanto salen. La estadística interesante sería comprobar cómo se han abultado los patrimonios y cuentas corrientes de algunos después de haber ocupado un cargo público. Uno de esos que, según Rajoy, tal mal pagados están. Aunque Mariano, una especie de redentor de los pecados socialdemócratas de España enviado por el liberalismo mesiánico para salvar al país, se sacrifica perdiendo dinero, como nos quiere hacer creer, y de paso, también cada día un poco más de dignidad permitiendo ese trasiego de cajas negras a su alrededor.

Pero es que, encima, llevamos una semana esperando a que el presidente encuentre su declaración de la renta en los cajones de Moncloa, que no es que el documento pruebe honorabilidad ninguna, pero es otro compromiso incumplido más, otra escandalosa muestra de los caramelos envenenados que nos disparan en sus discursos, otra impúdica exhibición de su notoria falta de credibilidad.

Ayer una mujer entró en el Louvre e hizo una pintada con rotulador negro sobre el cuadro de Delacroix La libertad guiando al pueblo. Quizá escenificando el fracaso de esa revolución que nos ha conducido hacia una democracia podrida y falta de humanidad.

Dicen que la historia siempre se repite, así que los judíos han inventado un programa informático que predice el futuro analizando la información publicada por los periódicos. Solo nos queda resignarnos a eso, a teoría del eterno retorno. El mundo arde en el fuego del capitalismo salvaje, la corrupción moral y la codicia para volver a crearse y que los mismos actos ocurran una vez más en él.

Nada nos salvará. Nuestro error es querer que esto vuelva a ser como antes. Y que nos sigan regalando móviles y concediendo hipotecas.  

martes, 5 de febrero de 2013

Mi voluntad es el destino

Mariló recupera su editorial en televisión después de provocar la hilaridad nacional con su teoría de la transmigración del alma en los trasplantes de hígado. Su compañera Ana Rosa no se queda a la zaga y compite con la singularidad mental de la Montero cuestionando el éxito del sistema educativo finlandés porque, en su opinión, es un país donde hace mucho frío para tomar cañas y tapas en las terrazas.

Supongo que estos dos exponentes de reflexión intelectual en prime-time explican que en España todavía estemos a la búsqueda de un sistema educativo eficaz, aunque cada vez que se retoca –van siete cambios en democracia: LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE, LOE y ahora la LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa)- misteriosamente va degradándose más.

Ahora, incluso, el señor Wert pretende obligarnos a estudiar lo que él diga, rehuyendo la vocación, aspiración y deseo personal. Primero -con la desaparición de la Selectividad, la subida de tasas y la reducción de becas-, ha logrado que a la universidad ya no vayan los más listos, sino los que pueden pagarla. Y ahora pretende que solo accedan los designados por el mandamás de turno, dependiendo de las necesidades laborales de cada momento.

“Hay que estudiar lo que se necesita, no lo que se quiere’, asevera Wert. Lo malo de esta grotesca teoría es que cinco millones de parados obligarían a suspender la educación, puesto que la demanda laboral es inexistente. Tendríamos, por tanto, que forzar una generación de analfabetos que solo necesitará saber cómo acudir cada tres meses a sellar la cartilla del paro, para mayor gloria de Wert y sus estridentes ocurrencias.

Hay dictaduras más flexibles que el ministro Wert, quien pretende ejercer el poder sobre la voluntad de los ciudadanos. Pero ya lo dijo Confucio, donde hay educación no hay distinción de clases. Y eso Wert&Company no lo pueden tolerar. Apuesto a que, en este reparto, ya sabemos todos a quiénes les tocará ser los carpinteros de esta absurda construcción educativa. No creo que sea a los hijos de los ministros, ni herederos de grandes fortunas y abolengo.

Es, además, un gran error suponer que aquello que se impone es más permanente que lo que se hace por amor. No existe el talento sin la voluntad y sin el entusiasmo. Y, a la vez, el objetivo de la educación no es solo encontrar un trabajo, sino abrir una ventana al mundo, agitar conciencias, saber para poder dudar –siempre que enseñes, enseña también a dudar, decía Ortega-, para hacerse preguntas, para buscar la verdad a través del escepticismo, para no limitarnos a aplaudir lo que otros piensan.

Confucio disparó una reflexión deliciosa sobre la educación: La naturaleza hace que los hombres nos parezcamos unos a otros; la educación hace que seamos diferentes. Y, por lo tanto, más difíciles de someter y controlar.

Hobbes enunció que un hombre libre es aquel que teniendo fuerza y talento para hacer una cosa, no encuentra trabas a su voluntad. Es decir, que no se le cruza en el camino un ministro imponiendo la suya, en base a un sistema de producción capitalista, para más señas, fracasado, como se puede constatar actualmente.

Yo, por más que insista Wert, jamás seré un obstáculo para mi misma. No creo en la necesidad, mi voluntad es el destino; como dijo Milton. Porque creo que la educación es la única defensa contra el mundo.

lunes, 4 de febrero de 2013

Un país de confeti

En la televisión alemana los mendigos presentan la información meteorológica. Dicen que es una iniciativa para concienciar a los ciudadanos de las dificultades que atraviesan las personas sin techo.
En la televisión española, a los pobres se les muestra todos los días en el escaparate del informativo los millones de euros que han trincado los corruptos nacionales; producto de este país que ya no necesita aeropuertos ni Aves porque los pájaros transitan por las alcantarillas de la economía sumergida.

Patriotas de boquilla que en público defienden con ardor una España grande y única saquean sin pudor las arcas públicas, ponen el cazo a cambio de adjudicar a dedo los contratos de las administraciones, cobran todos los sueldos que pueden del estado, colocan familiares y amigos, se llevan sacos de dinero con destino a Zurich, evaden capitales a paraísos fiscales, privatizan servicios para gestionarlos desde sus empresas privadas.

Son quienes nos estrangulan con sus injustas políticas de austeridad, nos exigen esfuerzos que no comparten, nos exprimen fiscalmente, nos hacen pagar más por menos, nos suben todos los impuestos, nos obligan a costearnos las medicinas y la justicia y, por supuesto, nos intoxican pregonando que la culpa de la crisis la tenemos todos.

Están en la CEOE, en la SGAE, en Baleares, en Andalucía, alrededor de la Casa Real y en el epicentro de un gobierno derrocado por falta de credibilidad que se retuerce como un animal herido arrojando inútiles querellas a diestro y siniestro.

Han fortalecido la marca España, que ahora ya no es un país de pandereta, sino que se ha rebajado a confeti, desde que la ministra Ana Mato se gastó 4.680 euros en el de la fiesta de cumpleaños de su hija que, como sus vacaciones y viajes, sufragó la trama Gürtel durante años. No hace falta que dimita, según Rajoy todos comprendemos por lo que está pasando, por eso a su ex marido, Jesús Sepúlveda, imputado en el mismo caso, le siguen pagando un sueldo en Génova. Este es el hombre al que no le iba a temblar la mano contra la corrupción.

No se han dado cuenta de que tenían un Jaguar en el garaje de casa, viajaban gratis en Business sin pagar los billetes y dirigían una organización en la que el tesorero se hacía de oro sin que ellos se enterasen. Con estas capacidades para la gestión no extraña que España navegue hacia la quiebra; si no pueden conducir con honestidad y rigor el Partido Popular, poco podemos esperar que hagan con un país entero.

Para colmo Mariano lleva días buscando los papeles de Hacienda y pronunciando sus inquietantes frases, como hoy en Berlín, que acentúan aún más nuestra incredulidad: “Todo lo que se ha referido a mi y a mis compañeros es falso, salvo alguna cosa”. Y ya delira como el Caudillo y sus conjuras judeo masónicas, achacando los papeles de Bárcenas a una conspiración para acabar con él, con el PP y con España. Más bien sus detractores piensan: O acabamos con Rajoy, o Rajoy acaba con España. Eso sí, entre populares anda el juego y a Mariano -no disparen al mensajero- algunos de los suyos se le quieren fagocitar.